1 jul 2008

28-jun-2008

A mi me gusta creer en las cosas eternas. Me gusta pensar que existen acciones que perdurarán por siempre a través de los años y que sobre todo, actúan como testigos de las decisiones que uno va tomando en la vida. Me gusta entender que hay cosas que se convierten eternas porque son recuerdos y memorias imposibles de borrar, pero también comprendo que existen situaciones que pueden alargarse por mucho tiempo, inclusive, por el tiempo que nos toca vivir. Deseo explicar que hablo de las cosas positivas, pues seguramente existen situaciones que postergamos y nunca resolvemos aún cuando nos hacen daño, pero esta vez me olvido de esas cosas y sólo deseo concentrarme en aquello que nos ocurre y que entonces deseamos capturar y extender porque son situaciones que nos hacen felices. Hoy, mientras me arreglaba el cabello frente al espejo, tenía un dulce diálogo conmigo misma:

-Te parece que el amor es algo eterno en ti? Me fui del espejo, mi cabello estaba lindo suficiente como para continuar la charla conmigo misma… recuerdo que en algún momento de mi vida escuche: cuando te mires al espejo sonríe , regálate frases de amor. Por lo visto, acostumbro ser más compleja cuando de mirarse al espejo se trata. El amor, el amor… el amor se siente en aquello que te da paz, que te regala serenidad y te organiza. Es eterno? Se vuelve uno adicto a esa sensación de paz o es mucho más adictivo buscar lo contrario? Pareciera que el ser humano se resuelve más en la angustia que en la paz, pero de cierto digo que cruzar el umbral y crecer otorga placer, absoluta armonía y por ende se conoce un poco más de cerca la felicidad.
Existen acciones que no son eternas, pero que nos marcan y nunca se olvidan. Sentir el amor es una de ellas… y se dispara ante cualquier expresión de amor, inclusive, ajena. Es por eso que las manifestaciones artísticas nos mueven tanto, es por eso que las imágenes, los sonidos, las palabras nos afectan tanto. Es por eso que escuchar historias en canciones, mirar historias en pantalla, leer historias en los libros nos regalan revivir lo que ya en carne propia hemos descubierto.

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